La onicofagia o hábito de morderse las uñas afecta al 45% de los niños y al 10% de los adultos. Es un hábito que suele empezar entre los 4 y 6 años y aumenta hasta los 11 años según el Consejo General de Dentistas
Al tratarse de un hábito repetitivo, puede llegar a producir movimientos dentales anómalos y originar patologías como la maloclusión.
Aunque la onicofagia suele relacionarse con un problema estético, también tiene repercusiones para la salud dental. Por eso, conviene conocer cuál es la razón por la que se ha adquirido este mal hábito que puede estar relacionado con el estrés, un problema emocional o un trastorno: personas con estado de ansiedad, de angustia, de agresividad u obsesión.
CONSECUENCIAS DENTALES
· Desgaste del tejido dentario. Los dientes más afectados son los dientes más anteriores superiores e inferiores, clínicamente conocidos como los incisivos. En este grupo dentario se producen pequeñas microfracturas en el borde incisal (borde inferior de los incisivos).
· Además, la presión que se ejerce sobre los dientes al morderse las uñas puede causar un desplazamiento dentario, como también, apiñamiento dental, que deberá ser corregido con ortodoncia.
· También se pueden lesionar las encías, pues se pueden clavar pequeños trozos de uña, llegando a crear inflamación y enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis, y también aftas bucales.
· Trastornos en la articulación de la mandibular dada la posición forzada de la mandíbula a la hora de realizar el hábito de morderse las uñas.
· La cantidad de gérmenes y bacterias que se llevan a la boca, ya que debajo de las uñas se acumula mucha suciedad. Este suceso, puede dar lugar a la aparición de una serie de infecciones y enfermedades tanto a nivel de salud oral como general.
Es muy recomendable realizar un tratamiento multidisciplinar en algunos casos, entre el odontólogo y el psicólogo especialista, para conseguir cesar el hábito de manera satisfactoria.
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